Las noticias falsas pueden ser el mayor cliché en Internet. Desde discursos de políticos hasta citas fabricadas de empresarios, las noticias falsas se han convertido en la mejor defensa. En una época en que la información tiene una vida útil de tan solo unos minutos, cualquier noticia real que sea desfavorable para alguien puede ser negada o descartada como falsa, a menudo sin ninguna consecuencia o verificación.
Sin embargo, esto conduce a un extraño híbrido entre noticias falsas y leyendas urbanas que se originan a partir de verdades a medias. Éstas se pueden propagar de muchas maneras, a través del correo electrónico y las cadenas de WhatsApp, cuyo origen es completamente desconocido. La información falsa se difunde en línea, ya sea de forma malintencionada por aquellos que quieren causar daño a un objetivo específico o, sin saberlo, por el público en general. Una noticia falsa es más insidiosa. No tiene una fuente original rastreable y nadie sabe quién la inventó. No tiene fin y ninguna actualización que cambie la historia. En cambio, son rumores que pueden arder en redes sociales un día o una semana o un mes. Pueden desgastarse y volver en una explosión de actividad semanas más tarde.
Secuestros falsos y muertes reales
Un terrible ejemplo de esto surgió en México en verano. Durante todo el año, Grupo Irena ha rastreado noticias falsas sobre presuntas pandillas de secuestradores de niños en todo el país. Ahora, aunque suena serio y plausible en un país tan plagado de criminalidad, en general, los secuestros tienden a ser secuestros exprés o complots bien planeados y con objetivo, especialmente cuando se dirigen a menores. Hay razones reales para tener miedo de esto. De 2006 a 2018, 6,600 niños de entre 0 y 17 años fueron declarados desaparecidos.
A pesar de esto, casi no hay evidencia creíble de pandillas que ronden por las calles, arrebatando niños a voluntad.
Sin embargo, el impacto del secuestro de niños está anclado en el subconsciente de México. Historias como el asesinato en 2008 de Fernando Martí, de 14 años, siguen en el imaginario colectivo. Esto ha hecho que la opinión pública mexicana crea noticias falsas sobre el secuestro de niños. Trágicamente, esto ha tenido horribles consecuencias.
En agosto, cuatro personas inocentes fueron quemadas vivas bajo sospecha de ser traficantes de niños en Puebla e Hidalgo. En septiembre, nuevamente en Hidalgo, un grupo de 100 personas rociaron a un detective con gasolina y lo quemaron vivo. En el caso de Alberto Flores Morales y Ricardo Flores Rodríguez, asesinados en Puebla el 29 de agosto, sus muertes fueron transmitidas en Facebook Live, donde sus propias familias lo vieron. La crueldad de estos linchamientos muestra tanto el miedo que este tipo de rumores propaga, como el deseo de venganza que pueden generar las noticias falsas. En una ironía suprema, la turba enardecida mostró en Facebook Live lo que creían que hacían para mantener a sus hijos a salvo, pero que solo sirvió para mantener vivas las noticias falsas.
Muchos titulares han cubierto cómo las noticias falsas distorsionan las percepciones de la realidad, permitiendo a las personas creer mentiras que coinciden con su visión del mundo.
Pero en Grupo Irena, enfrentamos otra consecuencia. Las noticias falsas sobre delitos como los secuestros de niños significan que nuestros clientes pueden reaccionar de manera exagerada ante amenazas inexistentes e ignorar las reales.
Una dolorosa evidencia de esto se produjo durante la cobertura mediática del terremoto del 19 de septiembre de 2017 en México. Los periodistas dieron la noticia de que una niña de 12 años, Frida Sofía, estaba viva entre los escombros de su escuela. La noticia llegó a niveles tales que los rescatistas que estaban en la escuela derrumbada, trabajaron todo el día para salvarla antes de que se descubriera la verdad: Frida Sofía nunca existió. Se gastó tiempo y recursos de rescate en una mentira, en lugar de salvar a personas que realmente estaban en peligro.
Las noticias falsas crean temores reales y tienen consecuencias reales.